04/11/12
Fuente: Vinicast Blog.
Hace apenas una década el vino de alta gama de la Patagonia sonaba a ilusión, a potencial… o a locura. Hoy cuando el calificador Robert Parker le pone 95 puntos a Noemía 2010 ya no es sorpresa. O cuando un J Alberto traslada el Malbec argentino a una dimensión de elegancia y justa acidez extraordinaria y poco común, el consumidor sonríe y piensa “Patagonia… claro”. En solo una década, la aventura de hacer grandes vinos en los valles de Rio Negro y Neuquén ha encontrado su lugar, su estilo y –por que no- su reconocimiento en el mundo. El danés Hans Vinding-Diers y la Condesa Noemí Marone Cinzano han tenido mucho que ver en este despegue de un estilo de vino patagónico de alta gama.
Vinicast Entrevistas – Audio – Escuchar Parte 1
Desde el Valle Azul, en la Bodega Noemía, el enólogo German Masera cuenta la historia y las anécdotas de cómo Hans y Noemía se establecieron en la Patagonia, y cómo fueron surgiendo los grandes vinos.
El primer audio de la entrevista con German Masera incluye además una descripción de los suelos y la región, y de los manejos de viñedo. A continuación estos son algunos extractos de la entrevista.
Hans y Noemí llegaron en el ‘98 asesorando una empresa inglesa que elaboraba vinos en la Bodega Canale (Rio Negro). Allí viendo el potencial de la zona deciden quedarse y buscar un lugar para hacer su proyecto, que en realidad lo tenían pensado para hacer en Portugal.
Salieron a buscar fincas y encontraron un viñedo de una hectárea y media en Mainqué que tenía viñas de 1932, y ese es el viñedo que actualmente destinaron a Noemía.
La primera cosecha de Noemía fue en el 2001, el mismo año que compraron el viñedo, y fueron apenas mil botellas, elaboradas en un galpón que alquilaron en General Roca, Rio Negro. Era muy cómico porque el lugar era básico, no tenían ni agua. Tuvieron que pagarle a un pibe para que les traiga el agua día por día.
Luego encontraron este lugar donde ahora está la bodega en Valle Azul. Éste era un lugar virgen. Tuvimos que empezar de cero, plantar las viñas y desde el 2003 estamos haciendo el vino (Aliza) acá.
Puede decirse que Hans ve el potencial de la región para los planes y el estilo que a él le gustan e interesan. Mientras era consultor en Canale, Hans se puso a probar unos vinos viejos que tenían en una de las cavas de la bodega. Fue ahí que se dio cuenta que podían hacerse cosas con Malbec del nuevo mundo y con características del viejo mundo, cosas diferentes a las que se bebían por entonces.
Hans y Noemí son gente que le hacen muy bien a la industria argentina, y a la Patagonia. Están constantemente estudiando y buscando elevar la calidad. Noemía le ha dado un prestigio especial a la Patagonia.
En las zonas medias del valle de rio Negro estamos a 180 metros por el nivel del mar que se combinan con una latitud sur lo que da muy buenas horas de sol, y por eso alcanzamos buenos niveles de madurez. En Rio Negro está volviendo la vitivinicultura con gran auge, en parte por una crisis de la agricultura de la fruta (manzana, peras, etc). El valle es chico para los parámetros de Argentina, tiene 120 kilómetros de largo, y 19 kilómetros de ancho en las partes más grandes que es Villa Regina y en las partes más angostas apenas cinco kilómetros.
En general una característica del valle es que hay mucha diversidad, tanto de suelos como de otras condiciones de clima. Entre suelos que han sido lecho de mar y en las zonas como Mainque son mas aluvionales y arcillosos. Es una zona extremadamente sana por los vientos y las brisas de todo el año prácticamente no hay enfermedades.
Los rindes de nuestros viñedos para los vinos son bajos. En Noemía cosechamos cuatro mil kilos por hectárea (tenemos una hectárea y media), para J Alberto, ocho mil y Aliza diez mil.
La región y sus características
Dos ríos provenientes de los Andes, Neuquén y Limay, determinan el Valle del Río Negro. Su belleza e importancia para la agricultura fueron ya descubiertas en 1828 por los colonos británicos, que canalizaron la zona para irrigar el valle y crear de este modo un oasis en medio del desierto.
El Valle del Río Negro en Patagonia es un paraíso natural para el cultivo de viñas. Un clima árido, con sólo 180 mm de lluvia al año y una humedad máxima de 30%, hacen que la zona quede libre de enfermedades. La atmósfera permanece incontaminada, pura e intacta, en un equilibrio arcaico y en sintonía con el entorno. Esta limpidez del aire favorece de forma óptima la fotosíntesis.
Tal genuinidad merece el respeto hacia la naturaleza y consecuentemente una actitud artesanal.
En la época de la maduración, se observa una vasta amplitud termal con una media diurna de 28 ºC y 9 ºC nocturnos. Las cuatro estaciones están bien delimitadas. A una primavera suave sigue un verano de altas temperaturas y el otoño templado da lugar a un invierno frío y seco.
El viñedo tiene sólo una extensión de 1,5 ha y fue plantado en los años 30 con vides de Malbec pre-philloxera de la selección Massale. Este diminuto viñedo se irriga solo cinco veces al año.